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De dónde vienen algunas expresiones
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. “Se armó la gorda”
Estalló un conflicto que se veía venir, que estaba latiente. La frase
alude a un golpe militar que destronó en setiembre de 1868 a la reina
Isabel II de España, obligándola a irse a París. Claro que el golpe fue
muy anunciado, con varias revueltas de marinos y artilleros, en Cádiz y
Madrid. Ante cada revuelta, los humoristas madrileños decían "se va a
armar la Gorda". Hasta que realmente se armó. Los militares insistieron en
que su golpe era "La Gloriosa", pero popularmente quedó bautizada como La
Gorda. |
. “Dar en el clavo”
En la Antigüedad, existía un juego infantil llamado "hito", que consistía
en fijar un vástago o un gran clavo a cierta distancia de los
participantes quienes, desde su lugar, arrojaban unos tejos anillados de
hierro, de manera que el éxito en el juego lo lograban quienes conseguían
acertar con el aro en el hito. Y como el hito solía ser de hierro -por lo
general, se trataba de un clavo- la expresión dar en el clavo vino a
significar lo mismo.
Con el tiempo y como sucedió con casi todos los dichos populares, la
gente comenzó a utilizarlo con otro sentido, en este caso, como
equivalente de acertar en la solución de alguna cosa complicada y difícil. |
. “Gilipollas”
La palabra Gilipollas, todo el mundo la conoce, muchos la dicen muchas
veces, muchos lo son, y algunos piensan de otros que lo son y viceversa.
Pero muy pocos saben realmente lo que significa el calificativo de .....
Gilipollas.
Para saber el origen del nombre de la palabra nos tenemos que trasladar
al Madrid del siglo XVI. En aquella época vivió en Madrid un tipo llamado
Don Gil Imón que poseía unos grandes terrenos muy cerca de la Puerta de
Toledo, concretamente entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia para
ser más exactos.
Gil Imón era un hombre importante e influyente que alternaba con la alta
sociedad en todo tipo de festejos acompañado siempre de sus dos hijas. Las
hijas de Gil aparte de no ser muy agraciadas físicamente, tampoco
destacaban especialmente por su inteligencia. Se puede decir que ambas
estaban un poquito empanadas.
En la época, se denominaba a las chicas jóvenes como "pollitas" o
"pollas", por eso cuando Don Gil Imón acudía a una de las fiestas la gente
exclamaba "ahí viene Gil y sus "pollas". Pronto todo el mundo asoció a las
hijas de Gil como las tontitas de Madrid. |
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. “Irse a hacer puñetas”
Se usa "para desechar algo, o para despedir a alguien, despectivamente o
sin miramientos"; también "para manifestar que algo se ha estropeado o que
un asunto ha fracasado". Una puñeta no es más que el encaje que llevan los
puños de algunas prendas de ropa. Hacerla supone, por tanto, tejerla, una
tarea ardua y poco grata. |
. “Ponerse las botas”
Ponerse las botas significa enriquecerse o conseguir un gran beneficio o
provecho de alguna circunstancia. Pero, ¿cuál es el origen de esta
expresión? Bien, ‘ponerse las botas’ procede de la época de romanos y
bizantinos, cuando llevar este tipo de calzado era sinónimo de pertenencia
a una clase social alta.
Al parecer, tan sólo los caballeros ricos y poderosos lucían entonces
calzado alto, mientras que el resto, las clases más bajas, llevaban
zapatos bajos. Esta circunstancia era susceptible de cambio; es decir,
alguien sin dinero podía verse beneficiado de repente por un golpe de
fortuna, momento en el que se decía de él que se ‘había puesto las botas’.
Actualmente, la expresión ‘ponerse las botas’ conlleva en ocasiones un
matiz negativo. Es como si quienes se pusieran las botas se sirvieran para
ello de actos ilícitos o lo hicieran empleando mala fe, aunque no siempre
se usa la expresión con este sentido. |
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