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Personajes
"Los Sitios" en la
literatura

Zaragoza 1808-1809, segundo centenario de los "sitios"


3. Palafox asume el mando de la ciudad

El palacete del siglo XVIII que los marqueses de Ayerbe tenían a unos 15 Kilómetros de Zaragoza, en lo que hoy es el término municipal de Pastriz, desempeñó también un papel destacado de los Sitios. Allí se había refugiado Palafox, y allí fueron a buscarlo cientos de ciudadanos para convencerle de que se hiciera cargo de la defensa de la ciudad.

La insurrección zaragozana estaba viva, pero a la espera de encontrar un guía. El día 25 por la mañana se dieron armas a los alcaldes de barrio para que las repartiesen entre los vecinos, al tiempo que los cañones incautados se distribuían por la ciudad.Jorge Ibor "el Tio Jorge"

Ante la indecisión general, fueron los vecinos del Arrabal, encabezados por el popular Tío Jorge, quienes pensaron que la persona idónea para hacerse cargo de la defensa era Palafox. Y se dirigieron al palacio de la Alfranca para encomendarle la tarea.

En un primer momento, al ver tanta gente armada a las puertas de su casa, Palafox creyó que querían detenerlo. Tras conocer las verdaderas intenciones de quienes habían ido allí, el militar rehusó el ofrecimiento. Pero fue tal la insistencia que demostraron los amotinados que no tuvo más remedio que acceder.

La comitiva, con Palafox al frente, regresó a la ciudad al anochecer y fue recibida con entusiasmo multitudinario. Los zaragozanos lo aclamaron y vitorearon en su camino hasta la casa del general Mori, a cuyos balcones tuvo que salir a saludar al gentío. Para seguir manteniendo la calma nocturna, se organizaron guardias de a 20 hombres armados con fusiles. El 26 de Mayo Palafox fue proclamado oficialmente capitán general de Aragón (cargo equiparable a virrey) y, a la jornada siguiente, con la Santa Capilla iluminada las 24 horas del día, tras arrodillarse ante la Virgen del Pilar, difundió una proclama histórica:

"Llegó la época feliz de que con vuestras gloriosas hazañas acreditéis que el espíritu guerrero que heredasteis de vuestros gloriosos progenitores conozca la Europa entera habéis sabido conservarle. La Religión, el Rey y la Patria, gemirían con opresión si la magnanimidad de vuestros pechos no fuese un muro incontrastable a todo el que atentase contra ella; vuestro general, a quien el celo patriótico que os anima sacó del retiro en que se hallaba restableciendo su salud quebrantada, os conducirá por el sendero del honor y de la gloria; nada importa su vida, si con ella redime la gloria de la Patria: Si, valerosos patriotas, arrastremos los peligros que jamás conocieron los valientes aragoneses, cuando aquella peligra, no haya partidos; acudamos indistintamente a las armas, formemos todos un cuerpo y, como hermanos, y verdaderos hijos, desde la edad de 16 a 40 años, sin excepción de clases, espero se presentarán conmigo en el campo del honor...".



Miles de hombres llegan a la ciudad

Para autolegitimarse, Palafox convocó las viejas Cortes del Reino y, el 9 de Junio, un grupo de diez eclesiásticos, siete nobles, ocho representantes de las ciudades y nueve hidalgos se reunieron para confirmarlo en el cargo, al tiempo que se creaba una Junta Suprema de Gobierno, formada por seis personas y presidida por él mismo.

De inmediato, el joven general se puso manos a la obra para crear el Ejército de Aragón. El 29 de Mayo, en su segundo bando, "Ya llegó el tiempo", mandó alistarse a todos los zaragozanos de 16 a 40 años. Y enseguida tuvo sus frutos. En tiempo récord, con la denominación de Tercios de Voluntarios Aragoneses, se formaron 5 regimientos: unos 5.000 hombres en total, armados con todo lo que había a mano. Cada tercio se distribuía en ocho compañías de 125 hombres cada una, y al frente de ellas se fueron poniendo algunos de los cabecillas de la rebelión. El Tío Jorge, por ejemplo, mandaba la compañía del arrabal del Primer Tercio; Mariano Cerezo, la de San Pablo; Santiago Sas, la del Portillo... Todo Aragón respondió a la llamada y, así, se formaron también tercios o compañías en, al menos, Teruel, Barbastro, Huesca y Calatayud.

En los primeros días de Junio llegaron de Alcañiz 2.000 hombres; al poco, entraron en la ciudad 9.000 más procedentes del Bajo Aragón. En unos días, Zaragoza se había convertido en un gran acuartelamiento improvisado. Miles de ciudadanos, ni bien armados ni con experiencia o disciplina, pero con gran determinación, se aprestaban a pelear en sus calles, o en campo abierto, contra los franceses. El 7 de Junio estos salieron de Pamplona hacia Zaragoza y tomaron Tudela. Las tropas españolas que mandaba el marqués de Lazán, hermano mayor de Palafox, emprendieron una febril retirada. De Tudela a Alagón, de Alagón a Mallén, y de allí a Zaragoza. La noche del día 13 empezaron a llegar a la ciudad combatientes, derrotados y heridos, que huían del avance napoleónico.

El 15 de Junio, según dejó escrito Casamayor: "muy por la mañana se dio aviso de que los franceses, ufanos con la victoria, se iban acercando a Zaragoza, con cuya noticia se alarmó todo el vecindario para esperarlos". Comenzaba así el primer sitio de Zaragoza. Nada podía parar ya el derramamiento de sangre.

Imágenes: Fundacion2008.com
Fuente: Heraldo de Aragón
Que al mismo tiempo está inspirada principalmente en dos libros:
- El diario de un funcionario judicial, Faustino Casamayor
- "Zaragoza 1808 y 1809. Los sitios vistos por un francés", de Jacques Belmas, jefe de un batallón de ingenieros.


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