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Arthur Schopenhauer

Arthur Schopenhauer fue un filósofo alemán nacido en Danzig, Polonia, en 1788 en el seno de una acomodada familia. El padre de Arthur, fue un próspero comerciante que inició a su hijo en el mundo de los negocios hasta 1809 que Schopenhauer decidió abandonar el comercio para emprender estudios universitarios. Su madre fue una escritora que alcanzó cierta notoriedad al organizar soirées literarias en la ciudad de Weimar a las que acudía Arthur con asiduidad interesado por tomar contacto con personalidades del mundo cultural de su tiempo como Goethe y Wieland.

Se matriculó como estudiante de Medicina en la Universidad de Gotinga. Un profesor de filosofía le aconsejó emprender el estudio pormenorizado de Platón y Kant, para que luego lo complementara con la lectura de las obras de Aristóteles y Spinoza. Estas lecuras despertaron en Schopenhauer su vocación filosófica y en 1811 se trasladó a Berlín para matricularse en la facultad de filosofía.

En 1820, la Universidad de Berlín le concedió la condición de docente. Allí trató en vano de competir con Hegel. Cinco años después, el cólera haría su aparición en Berlín, y su rival, Hegel, caería víctima de ella.

En 1839 obtuvo su primer premio por parte de La Real Academia Noruega de las Ciencias en su ensayo en torno a la libertad de la voluntad humana.
Finalmente, en el clima intelectual creado después de la revolución de 1848, su filosofía alcanzó finalmente reconocimiento internacional y ejerció una considerable influencia sobre pensadores como Friedrich Nietzsche.

Falleció en Frankfurt, Alemania, en 1860.

Fuente: www.plusesmas.com

Frases y citas de Arthur Schopenhauer (134)

La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.
La felicidad es solamente la ausencia del dolor.
Los dos enemigos de la felicidad humana son el dolor y el aburrimiento.

Los hombres son por naturaleza meramente indiferentes unos de otros; pero las mujeres son enemigas por naturaleza.
La compasión por los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, y con seguridad afirmo que, quien es cruel con los animales, no puede ser un buen hombre.
Cada nación ridiculiza a otras naciones, y todas están en lo correcto.
Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los siguientes treinta nos suministran el comentario sobre ella.
Un escritor nunca debe ser breve, a expensas de ser claro.
Un reproche sólo puede hacer daño si da en el blanco. Quien sabe que no merece un reproche, puede tratarlo con desprecio.
El odio es un asunto del corazón; el desprecio es asunto de la cabeza.
El sentido del humor es la única cualidad divina del hombre.
Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático le parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión primitiva de servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos.
No nos percatamos de los días felices de nuestra vida pasada hasta que los han sustituido días de dolor.
El que cree que en el mundo los diablos nunca andan sin cuernos y los locos sin cascabeles, serán siempre víctima o juguete de ellos.

La genialidad es tan útil para la vida práctica como lo es un telescopio cósmico en el teatro.
Predicar moral es fácil, mucho más fácil que ajustar la vida a la moral que se predica.

El entendimiento natural puede suplir a la cultura, pero ésta nunca puede suplir a aquél.
La vida es sólo la muerte aplazada.
Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de la oscuridad para brillar.
Solamente el cambio es eterno, perpetuo, inmortal.
Si un hombre quiere leer buenos libros, debe evitar los malos; porque la vida es corta, y el tiempo y la energía, limitada.
Seguramente, un hombre puede hacer lo que quiere hacer; sin embargo, no puede determinar lo que quiere.
Un hombre que no tiene la originalidad suficiente para pensar en un nuevo título para su libro, será mucho menos capaz de darle nuevos contenidos.
Cada genio es un gran niño; mira hacia el mundo como algo extraño, como un espectáculo, y por lo tanto con un interés puramente objetivo.
Es muy fácil pensar lo que todo el mundo piensa en este momento; sin embargo, pensar lo que todos pensarán en treinta años, no está en el poder de la mayoría.

Es difícil, sino imposible, definir el límite de nuestros deseos racionales respecto de las posesiones.
El Universo es un sueño soñado por un solo soñador, donde todos los personajes del sueño también sueñan.
Todo lo que sucede, sucede por necesidad.
Hay que pensar como la minoría y hablar como la mayoría.
La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna.
Quien mejor sabe acariciar a los hombres (aun cuando sean asquerosas alimañas), ese tiene muchos amigos.
La mujer es un animal de cabellos largos e inteligencia corta.
Todo nuestro mal viene de que no podemos estar solos.

La ignorancia no degrada al hombre más que cuando va acompañada de la riqueza.
El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales.
No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.

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Aprende Más

La felicidad consiste en la repetición frecuente del placer.
Cuando miras hacia atrás en tu vida, parece como si hubiera una trama, pero cuando estás en él, es un desastre: sólo hay una sorpresa tras otra. Más tarde, ves que era perfecto.
Si sospechamos que un hombre está mintiendo, deberíamos pretender creer en él; porque entonces él se vuelve más audaz y seguro, miente más esforzadamente, y es desenmascarado.
A menudo me sorprendo por la habilidad, y de vez en cuando, por la estupidez de mi perro; tengo experiencias similares con la humanidad.
El patriotismo es la pasión de los tontos y la más tonta de las pasiones.
Un pesimista es un optimista en plena posesión de los hechos.
La historia general del arte y la literatura muestra que los más altos logros de la mente humana no son, por regla general y en un principio, favorablemente recibidos.
Casi todos nuestros dolores surgen de nuestras relaciones con otras personas.
Hay algo en nosotros que es más sabio que nuestra cabeza.
Tanto prevalece la salud por sobre todos los bienes exteriores que probablemente un mendigo sano sea más feliz que un rey enfermo.
El hombre no es nunca feliz, pero se pasa la vida corriendo en pos de algo que cree que le hace feliz. Rara vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra solamente consigue verse desilusionado.

Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
La razón es de naturaleza femenina: sólo puede dar a luz después de haber sido preñada.

El hombre inteligente busca una vida tranquila, modesta, defendida de infortunios; y si es un espíritu muy superior, escogerá la soledad.
El matrimonio es un lazo que la naturaleza nos tiende.
Cada partida es una anticipación de la muerte y cada encuentro una anticipación de la resurrección.
Pocas veces pensamos en lo que tenemos, pero siempre en lo que nos falta.
El joven debe, tempranamente, estar capacitado para soportar estar solo; ya que es una fuente de felicidad y de paz mental.
Un hombre sólo puede ser él mismo mientras está solo; si no ama su soledad, no amará su libertad, porque únicamente cuando está solo, es realmente libre.
Cuanto más inteligente es un hombre, menos misteriosa es la existencia para él.
La compasión es la base de la moralidad.
La autoridad y el ejemplo dirigen el mundo.
El placer nunca es tan agradable como se esperaba y el dolor es siempre más doloroso. El dolor en el mundo siempre tiene mayor peso que el placer. Si no lo crees, compara los respectivos sentimientos de dos animales, uno de los cuales está comiéndose al otro.
Nunca he conocido ningún problema que una hora de lectura no alivie.