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Michel de Montaigne

Michel Eyquem de Montaigne fue un filósofo y escritor francés del Renacimiento, uno de los primeros librepensadores de la historia occidental.

    Nació el 28 de febrero de 1533, en el Château de Montaigne (cerca de Libourne).

    Hijo de Pierre Eyquem de Montaigne y Antoinette de Louppes de Villeneuve.

    Cursó estudios en Guyenne y más adelante estudió leyes en Toulouse.

El 23 de septiembre de 1565 contrajo matrimonio con Françoise de La Chassaigne. Fueron padres de seis hijas, aunque solo sobrevivió su hija Léonore de Montaigne.

En el año 1571 heredó las propiedades de la familia, entre las que figuraba el Château de Montaigne, donde pasó el resto de su vida escribiendo su gran colección Ensayos. Los dos primeros tomos de esta obra aparecieron en 1580.

    Michel de Montaigne falleció el 13 de septiembre de 1592 en el Château de Montaigne.

Fuente: buscabiografias.com

Frases y citas de Michel de Montaigne (126)

• El que no esté seguro de su memoria debe abstenerse de mentir.

• Las arrugas del espíritu nos hacen más viejos que las de la cara.

• Quien no vive de algún modo para los demás, tampoco vive para sí mismo.

• Lo que hay que preguntarse es quién es mejor sabio, no quién es más sabio.

• Filosofar es aprender a morir.

• No existe el presente: Lo que así llamamos no es otra cosa que el punto de unión del futuro con el pasado.

• Saber mucho da ocasión de dudar más.

• Nada parece tan verdadero que no pueda parecer falso.

• Cuidamos más que se hable de nosotros que de cómo se hable.

• El oro puede hacer mucho, pero la belleza más.

• Quien quisiera que el hombre no conociera el dolor, evitaría al mismo tiempo el conocimiento del placer y reduciría al mismo hombre a la nada.

• La sabiduría tiene sus excesos, y no tiene menos necesidad de moderación que la locura.

• Lo que sucede es que debemos vivir con los vivos.

• Cuando me llevan la contraria, despiertan mi atención, no mi cólera; me ofrezco a quien me contradice, que me instruye. La causa de la verdad debería ser la causa común de uno y otro.

• La cosa más grande del mundo es saber ser autosuficiente.

• Todo ser humano que muere representa una obra teatral con un solo personaje: él mismo.

• Puesto que la filosofía no supo encontrar ningún camino que condujera a la calma de la vida, y que fuera aplicable a todos, que cada cual lo busque de por sí.

• La cobardía es la madre de la crueldad.

• A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco.

• A medida que el hombre exterior se destruye, el hombre interior se renueva.

• El matrimonio es como una jaula; uno ve a los pájaros desesperados por entrar, y los que están dentro igualmente desesperados por salir.

• Cien veces al día burlamos nuestros propios defectos censurándolos en los demás.

• Los libros son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje.

• No hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo.

• Aunque pudiera hacerme temible, preferiría hacerme amable.

• La belleza es una gran recomendación en el comercio humano, y no hay nadie que sea tan bárbaro o tan grosero que no se sienta herido por su dulzura.

• Nos ocupamos mucho de ser gentes de bien según la ley de Dios; no sabríamos serlo según nosotros mismos.

• La curiosidad de conocer las cosas ha sido entregada a los hombres como un castigo.

• No hay que dejar al juicio de cada quien el conocimiento de su deber; hay que señalárselo, no dejarlo escoger; si no, según su imbecilidad y la variedad infinita de nuestras razones y opiniones, nos forjaríamos deberes que nos llevarían a comernos unos a los otros.

• El ejercicio más fructífero y natural de nuestro espíritu es, a mi juicio, la conversación. Encuentro su práctica más dulce que cualquier otra actividad de nuestra vida.

• La premeditación de la muerte es la premeditación de la libertad.

• La pobreza de bienes es fácilmente remediable, mas la del alma es irreparable.

• No sabemos dónde nos espera la muerte: así pues esperémosla en todas partes. Practicar la muerte es practicar la libertad.

• La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.

• La principal ocupación de mi vida consiste en pasarla lo mejor posible.

• Del obedecer y del ceder nace toda virtud.

• Nos enseñan a vivir cuando nuestra vida ha pasado.

• Si no acaba con la guerra, no es una victoria.

• Los juegos infantiles no son tales juegos, sino sus más serias actividades.

• No mueres de estar enfermo, mueres de estar vivo.

• Mi espíritu se niega a caminar si las piernas no lo llevan.

• De todos los beneficios que nos reporta la virtud, uno de los más grandes es el desprecio a la muerte.

• Todos los días van hacia la muerte, el último la alcanza.

• Nuestro deseo desprecia y abandona lo que tenemos para correr detrás de lo que no tenemos.

• Cuando juego con mi gata ¿quién sabe si ella no me hace más deportista a mí que yo a ella?

• Se cree con la mayor firmeza en lo que menos se conoce.

• Las almas más hermosas son aquellas que están provistas de mayor variedad y flexibilidad.

• En la amistad de la que yo hablo, las almas se enlazan y confunden la una con la otra en una mezcla tan universal que no hay manera de reconocer la costura que las une.

• Nada graba tan fijamente en nuestra memoria alguna cosa como el deseo de olvidarla.

• La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.

• Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio.

• El tiempo... excelente médico de nuestras pasiones.

• La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad.

• Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él.

• La muerte no os concierne ni vivo ni muerto: vivo, porque sois; muerto porque ya no sois.

• Saber de memoria no es saber: es tener lo que se ha dado a guardar a la memoria.

• Tantos millones de hombres enterrados antes que nosotros nos animan a no temer al ir a encontrar tan buena compañía en el otro mundo.

• No hay pasión que quebrante tanto la sinceridad del juicio como la ira.