Frases célebres |
Dwight Lyman Moody también conocido como D.L. Moody, nació en Northfield, Massachusetts el 5 de febrero de 1837. Fue un evangelista y editor estadounidense que fundó la Iglesia Moody, la escuela Northfield y escuela Mount Hermon en Massachusetts (ahora llamada escuela Northfield Mount Hermon), el Instituto Bíblico Moody y la Moody Press.
Su padre, un pequeño granjero y cantero, murió a la edad de 41 años,
cuando Dwight tenía sólo 4 años. Su madre luchó para poder mantener a su familia pero pese
a sus esfuerzos tuvo que enviar a trabajar a algunos de sus hijos para que pudieran tener comida y techo.
Cuando Moody tenía alrededor de 17 años, se mudó a Boston con solo 5 dólares
que le dio para trabajar en la tienda de zapatos de un tío. Una de las exigencias de su tío fue que
Moody asistiera a la Iglesia Congregacional de Mount Vernon. En abril de 1855 Moody se convirtió al
cristianismo cuando su maestro, Edward Kimball le explicó cuanto lo amaba Dios.
El trabajo de Moody en Chicago condujo a su escuela dominical a ser la más grande de
su época. Llegó a ser tan conocido que el recién elegido presidente
Abraham Lincoln visitó y habló en una reunión de la escuela el 25 de noviembre de
1860.
Falleció en Northfield, Massachusetts el 22 de diciembre de 1899.
Fuente: elamanecerdelapoesia.com
Si cuido mi carácter mi reputación se cuidará sola.
Sé que la biblia es inspiradora porque me inspira.
Ningún hombre puede resolverse a ir al Cielo.
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Se nos dice que dejemos que nuestra luz brille, y si lo hace, no necesitaremos decirle a nadie que lo hace. Los faros no disparan cañones para llamar la atención a su resplandor — sólo brillan.
Puedes estar seguro, de que mientras la iglesia viva como el mundo, no podemos esperar que nuestros hijos sean traídos al redil.
El cristiano arrodillado ve más que el filósofo de puntillas.
Un buen ejemplo es mejor que un buen precepto.
La fe hace posible todas las cosas... El amor hace todas las cosas fácil.
Dame un hombre que diga una cosa que yo hago, y no esas cincuenta cosas en las que incursiono.
La preparación para la vejez debe comenzar a más tardar dentro de los adolescentes. Una vida que está vacía de propósito hasta los 65 no se llenará de repente en la jubilación.
La esperanza es como el sol, que arroja las sombras detrás de nosotros, a medida que marchamos a su encuentro.
Es bueno perder la confianza en uno mismo, para ganar la confianza en Dios.
He tenido más problemas conmigo mismo que con cualquier hombre que haya conocido.
Si me ocupo de mi carácter, mi reputación se ocupará de mí.
La Biblia te alejará del pecado o el pecado te alejará de la Biblia.
Hay muchos de nosotros que están dispuestos a hacer grandes cosas para el Señor, pero pocos están dispuestos a hacer las cosas pequeñas.
Los predicadores que se arrodillan delante de Dios por la mañana en oración, se colocan mejor de pie detrás del púlpito por la noche.
Dios tiene dos tronos. Uno en lo más alto de los cielos y otro en el más humilde de los corazones.
Un hombre debe vivir de tal forma que todo el mundo sepa que es cristiano... y sobre todo, su familia debe saberlo.
La muerte puede ser el Rey de los terrores. ¡Pero Jesús es el Rey de reyes!
Amigos míos, ¿Dios les invita? Si Él lo hace, ¿por qué no aceptan la invitación? Si quieren venir, solo vengan y no hablen de sentimientos. ¿Creen que Lázaro tuvo algún sentimiento cuando Cristo lo sacó del sepulcro?
El arrepentimiento es una lágrima en el ojo de la fe.
No hay mejor libro con el que defender a la Biblia que la Biblia misma.
Nunca pienses que Jesús mandó una insignificancia, ni te atrevas a tratar insignificantemente a lo que Él ha mandado.
Podemos soportar el sufrimiento mejor que la prosperidad, pues en la prosperidad nos olvidamos de Dios.
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Estudia la Biblia por temas. Si estudia con seguridad durante una semana, pronto descubrirá que tiene el privilegio de saber que es un hijo de Dios.
Hay más esperanza para el hombre que tiene celo sin entendimiento, que para el hombre de entendimiento, sin celo.
El carácter es lo que somos en la oscuridad, cuando nadie nos mira.
Dónde nací, dónde y cómo he vivido no importa. Lo que importa es lo que he hecho con los lugares donde he estado.
Dios no busca vasos de oro, ni pide unos de plata, pero sí necesita unos limpios.
Amigos míos, mirad a Cristo, y no a vosotros mismos. Eso es lo que les pasa a muchos pecadores; en lugar de mirar a Cristo, están mirando la mordedura del pecado.
El verdadero amigo es como la hiedra, cuanto mayor es la ruina, más se aferra.
¿Y esto es morir? Pues es la misma bienaventuranza. La tierra retrocede; se abre el cielo; Dios me llama. Debo irme.
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Dios nunca hizo una promesa que fuera demasiado buena para ser verdad.
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Así como un muerto no puede heredar una propiedad, tampoco un alma muerta puede heredar el cielo. El alma debe ser resucitada en Cristo.
Dios quiere que brillemos. No todos podemos ser faros, pero cualquiera de nosotros puede ser una velita de sebo.
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