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Fernando Arrabal

Fernando Arrabal Terán es un dramaturgo, poeta, novelista y cineasta español que nació el 11 de agosto de 1932 en Melilla.

    Hijo del pintor y militar Fernando Arrabal Ruiz y de Carmen González Terán.
    El 17 de julio de 1936, principio de la Guerra Civil española, su padre se mantuvo fiel a la República y fue condenado a muerte por amotinamiento.
    Su madre fue franquista, y con ella se trasladó a Ciudad Rodrigo durante la Guerra Civil.

En 1937 fue inscrito en una escuela católica local hasta 1940, cuando tras el final de la Guerra Civil, su madre se mudó de nuevo, a Madrid.
    A los quince años intentó sin éxito ingresar en la Academia General Militar.
    Pasó algunos años en Madrid y después se trasladó a París en 1955, fijando allí su residencia definitiva.

Autor tanto en lengua española como francesa. Sus obras teatrales se suelen catalogar dentro del teatro de la crueldad y del absurdo, herederos directos del surrealismo.
    Además es autor de novelas como Baal Babilonia (1959), La hija de King Kong (1988) o El mono o Enganchado al caballo (1994).
    En 1967 fue juzgado por ofensas a la patria en el texto de una dedicatoria al comprador de uno de sus libros, pero salió absuelto y recibió el apoyo de escritores como José María Pemán, Vicente Aleixandre, Cela o Samuel Beckett.

Fuente: buscabiografias.com

Frases y citas de Fernando Arrabal (41)

• Los arquitectos crean ciudades, los ángeles bosques.

• En el beso, la amenaza terrestre se infiltra con sus hondos aromas, entre la lengua y los labios, entre el gozo y la dicha.

• Toda belleza duerme.

• Me descubro ante el señor Bertolt Brecht, que puede escribir la vida de Galileo. Yo, cuando escribo, sólo sé hablar de mí mismo.

• Podría decir cosas interesantes si dijera lo contrario de lo que piensa.

• Quiero agradecer mi premio a la señora que me ha atendido en los lavabos, a las azafatas, los acomodadores, el cajero que corta la entrada... y a mi mano derecha.

• El genio con ingenio contempla la vida como un juego.

• Las preocupaciones son elixir de vida y también panacea contra el aburrimiento.

• El gazpacho se condimenta con sal, pimienta, perejil y tomate... y luego se tira por el váter.

• La vagina es una planta.

• Cuando Goya se volvió sordo ¿Su loro se hizo mimo?

• Quisiera ser su Adán, pero sólo por una noche.

• Tan triste... no es serio. Tan cómico... no es divertido.

• En el ajedrez, lo más importante no son el rey y la reina, sino los peones, el hombre.

• Una cucharadita de bilis corrompe un jarrón de miel pero una cucharadita de miel...

• He creado un partido anarquista con un solo miembro, yo, y a veces me expulso.

• Ha dejado de ser masoquista: gozaba demasiado.

• Si Santa Teresa de Avila, ma maitresse, o San Juan de la Cruz mi maestro, hubieran vivido hoy habrían sido científicos y hubieran estudiado, como García-Bellido, la mosca del vinagre.

• Los lugares más soeces y menos bellos de nuestro cuerpo son los que dan placer.

• En ajedrez de nada sirve pensar; hay que reflexionar antes.

• Merced al progreso de las religiones modernas la eternidad es cada día más larga.

• Lo que ocurre es que el criterio es que yo escribo muy difícil, por eso tengo tres lectores. Hay ciertos pasajes de mis libros que ni yo comprendo.

• Ahora vende preservativos con certificados de antecedentes penales.

• El discurso del candidato dirigido al bicarbonato sería más eficaz con cepillo de dientes.

• No me da miedo la calumnia. Sólo me da miedo no amar al que la levanta contra mí.

• Juego al ajedrez como si mi partida fuera a analizarla mi enemigo.

• El amor y la poesía me embriagan, inocentemente, como al tigre la sangre.

• La fama es un trozo de nada que el artista agarra al vuelo sin saber por qué.

• Se debería informar a los tratadistas que existe la elipsis.

• Nosotros somos el camino, la verdad y la vida.

• Cuando me siento abatido me doy jaque mate a mí mismo.

• El ajedrez es la esencia de lo inútil y de lo sabio.

• Soy feo pero Dios me ama.

• Saltó al vacío desde su castillo en el aire.

• A la minoría silenciosa no se la deja hablar, porque la minoría silenciosa es fea, católica y sentimental, ¡es judía!

• Se piensan que estoy borracho.

• La felicidad es tan discreta que únicamente, una vez desaparecida, la infelicidad subsiguiente permite recordarla.

• El celibato es cada vez menos hereditario.

• Los fanatismos que más debemos temer son aquellos que pueden confundirse con la tolerancia.

• Matemáticas + ajedrez = teatro.

• Yo me siento tan joven y tan guapo.