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Arthur Conan Doyle

Arthur Ignatius Conan Doyle fue médico y escritor de novelas, principalmente policíacas, creador del inolvidable maestro de detectives Sherlock Holmes.
   Nació el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo y estudió en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo, en esta última estudió medicina desde 1876 hasta 1881. En junio de 1882, se mudó a Portsmouth. Estando ahí, instaló una clínica. Al principio no le fue muy bien con ella, por lo que en su tiempo libre comenzó a escribir historias nuevamente.
   Tuvo tanto éxito al inicio de su carrera literaria que en cinco años abandonó la práctica de la medicina y se dedicó por entero a la escritura.

Su primer trabajo destacado fue "Estudio en escarlata", donde el escritor crea al más famoso detective de ficción, Sherlock Holmes, que se publicó en 1887. El autor se basó en un profesor que conoció en la universidad para crear al personaje de Holmes con su ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo. Igualmente excepcionales son las creaciones de los personajes que le acompañan: su amigo bondadoso y torpe, el doctor Watson, que es el narrador de los cuentos, y el archicriminal profesor Moriarty.

Gracias a su versatilidad literaria, Conan Doyle tuvo el mismo éxito con sus novelas históricas, como Micah Clarke (1888), La compañía blanca (1890), Rodney Stone (1896) y Sir Nigel (1906), así como con su obra de teatro Historia de Waterloo (1894).
   Durante la guerra de los bóers fue médico militar y a su regreso a Inglaterra escribió La guerra de los Bóers (1900) y La guerra en Suráfrica (1902), justificando la participación de su país. Por estas obras se le concedió el título de sir en 1902.
   Murió el 7 de julio de 1930 con 71 años de un ataque al corazón, en Crowborough (Inglaterra).

Fuente: elresumen.com

Frases y citas de Arthur Conan Doyle (107)

• La vida es infinitamente más extraña que todo lo que la mente del hombre pueda inventar.

• He aprendido a nunca ridiculizar la opinión de cualquier hombre, por extraña que pueda parecer.

• Es mejor aprender la sabiduría tarde que no nunca aprenderla en absoluto.

• La educación nunca termina, Watson. Es una serie de lecciones, con las mejores para el final.

• Las cualidades emocionales son antagónicas al razonamiento claro.

• Es estupidez más que valentía negarse a reconocer el peligro cuando está cerca de ti.

• No podemos decidir nuestro amor, pero podemos decidir nuestras acciones.

• Watson, posee usted el don inapreciable de saber guardar silencio. Eso le convierte en un compañero de valor incalculable.

• Nunca me puedo resistir a un toque de lo dramático.

• Fue en esos momentos que por un instante dejó de ser una máquina de razonamiento y traicionó su amor humano por la admiración y el aplauso.

• Balanceamos las posibilidades y elegimos las más probables. Es el uso científico de la imaginación.

• Sin embargo, no es tan imposible que un hombre posea todo el conocimiento que pueda serle útil en su obra, por eso me he esforzado en mi caso.

• No hay nada más estimulante que un caso donde todo va contra usted.

• Usted ve, pero no observa.

• No sirve de nada alimentarse de esperanzas y después desengañarse.

• No hay nada más engañoso que un hecho evidente.

• La principal prueba de la verdadera grandeza del hombre, reside en la percepción de su propia pequeñez.

• El mundo está lleno de cosas obvias que nadie observa por casualidad.

• Cualquier verdad es mejor que la duda indefinida.

• Me he acostumbrado a vivir por mi ingenio.

• Con frecuencia he obtenido mi primera visión real del carácter de los padres al estudiar a sus hijos.

• No hay un aroma tan agradable para mis fosas nasales como ese leve y sutil hedor que proviene de un libro antiguo.

• El sobresalir en el ajedrez, Watson, es signo de una mente intrigante.

• Mejor ser rechazado como amante que aceptado como hermano.

• Debemos buscar coherencia. Cuando hay falta de ella, debemos sospechar.

• Soy un cerebro. El resto de mi cuerpo es un mero apéndice.

• El trabajo es el mejor antídoto contra la tristeza.

• Siempre hay que buscar una posible alternativa y estar preparado para ella.

• La mediocridad no reconoce nada superior a sí misma; pero el talento reconoce al instante el genio.

• A un hombre siempre le resulta difícil darse cuenta de por qué puede haber perdido el amor de una mujer, por mal que la haya tratado.

• Ha sido durante mucho tiempo mi axioma que las pequeñas cosas son infinitamente lo más importante.

• La habilidad está bien, y el genio es espléndido, pero los contactos correctos son más valiosos que cualquiera.

• La condición más peligrosa para un hombre o una nación es cuando su lado intelectual está más desarrollado que su espiritual. ¿No es esa exactamente la condición del mundo de hoy?

• Puede ser que no eres tú mismo luminoso, sino que eres un conductor de luz. Algunas personas sin poseer genio tienen un notable poder de estimularlo.

• Un compañero de confianza siempre es útil; y un cronista aún más.

• Tu vida no es tuya. Mantén tus manos alejadas.

• Como regla general -dijo Holmes-, cuanto más extravagante es una cosa, menos misteriosa suele resultar.

• Es un pensamiento tonto enseñar a los hombres a ser perros de mala raza en la paz y pensar que serán leones en la guerra.

• Posee dos de las tres cualidades necesarias para el detective ideal. Tiene el poder de la observación y el de la deducción. Él sólo quiere saber.

• Venga enseguida, si es conveniente, si es inconveniente venga de todos modos.

• Todos los problemas parecen infantiles después de que se hayan explicado.

• Tan peligroso es quitarle su cachorro a un tigre como arrebatarle a una mujer una ilusión.

• Un cliente es para mí una simple unidad, un factor en el problema.

• Cuando se ha eliminado todo lo que es imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad.

• Toda la vida es una gran cadena, la naturaleza nos muestra un enlace de ella cada vez.

• El escepticismo saludable es la base de toda observación precisa.

• Lo grandioso es poder razonar hacia atrás.

• Hay una luz en los ojos de una mujer que habla más que las palabras.

• Es con las naciones como lo es con los individuos. Un libro de historia es un libro de sermones.

• Si en 100 años solo soy conocido como el hombre que inventó a Sherlock Holmes, entonces habré considerado mi vida un fracaso.