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Frases célebres
(Aleksandr Pushkin)

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Aleksandr Pushkin

Aleksandr Pushkin

Aleksandr Serguéyevich Pushkin fue un poeta y novelista ruso que nació en Moscú el 6 de junio de 1799.

    Es considerado el padre de la literatura rusa moderna, y sus obras, escritas en ruso, influyeron en importantes escritores posteriores como Tolstói, Gógol o Dostoievski, además de en diversos compositores como Tchaikovski o Músorgski. Estuvo constantemente en problemas con el régimen zarista, debido a su vinculación a diversos grupos revolucionarios.


Debido a su origen aristocrático, recibió una educación basada en la lengua y literatura francesa, que influyó notablemente en su poesía.
    Se casó con Natalia Goncharova, con quien tuvo varios hijos, y en 1833 fue nombrado miembro de la Academia Rusa. A pesar de su cada vez mayor prestigio, se vio toda su vida acechado por la deuda, hasta que fundó la revista El Contemporáneo.


Finalmente falleció el 10 de febrero de 1837 en San Petersburgo debido a las heridas recibidas en un duelo instigado por sus enemigos.

Fuente: lecturalia.com

Frases y citas de Aleksandr Pushkin (49)

  • El ímpetu del corazón, engaño encantador, nos hace sufrir muy pronto.

  • Los lugares comunes morales son increíblemente útiles cuando podemos encontrar muy poco en nosotros mismos con los que justificar nuestras acciones.

  • Confía, amigo: brillará la estrella del divino día, que Rusia se despertará, y, al derribar la monarquía, ¡Los nombres nuestros grabará!

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  • Se puede ser un hombre activo y pensar en el cuidado de las uñas al mismo tiempo. ¡Para qué discutir con nuestro siglo inútilmente! La costumbre es déspota entre los hombres.

  • Dios nos salve de ver una revuelta rusa, insensata y despiadada. Aquellos que traman conmociones imposibles entre nosotros, o son jóvenes y no conocen a nuestra gente, o son hombres de corazón duro a los que no les importa un bledo ni su propia vida ni la de los demás.

  • Como un magistrado que ha encanecido en su cargo, con calma contempla tanto al justo como al injusto, con indiferencia observa el mal y el bien, y no conoce la ira ni la piedad.

  • La sutileza no es inteligencia. Los tontos y los locos también son extraordinariamente sutiles a veces.

  • Las personas son tan parecidas a su primera madre Eva: lo que se les da no les gusta. La serpiente los está persuadiendo para que vengan a él, al árbol del misterio. Deben tener la fruta prohibida, o el paraíso no será el paraíso para ellos.

  • ¡Dios es grande! Él da sabiduría a los jóvenes y fuerza a los débiles.

  • Esperaba con impaciencia la respuesta a mi carta, sin atreverme a abrigar una esperanza y tratando de acallar los oscuros presentimientos.

  • Perder, como de costumbre. He de admitir que no tengo suerte: juego sin subir las apuestas, nunca me acaloro, no hay modo de sacarme de quicio, ¡Y de todos modos sigo perdiendo!

  • La ilusión que nos exalta nos es más querida que diez mil verdades.

  • El alma del que ha vivido y ha pensado no puede por menos que despreciar a la gente. A aquel que es sensible le atormenta la visión de los días irrevocables; ya no conoce el placer; la víbora del recuerdo y el arrepentimiento le consume.

  • Nunca encontrarás poesía si no la llevas dentro.

  • Más vale quedarse aquí y esperar, a lo mejor se calma la tormenta y se despeja el cielo, y entonces podremos encontrar el camino por las estrellas.

  • Mi amor se enardecía con el aislamiento y se volvía cada vez más doloroso.

  • La barca fiel del pescador que guardas tú, mar, por antojo, roza el oleaje con valor, mas desenfrenas tu enojo y se hunde en banda la mejor.

  • Empezó a caer una nieve menuda, y de repente cayeron grandes copos. Aullaba el viento; había empezado la tormenta. En un instante, el cielo se juntó con el mar de nieve. Todo desapareció.

  • Siempre contento con su vida, y con su cena, y su esposa.

  • Feliz aquel que fue joven en su juventud, feliz aquel que supo madurar a tiempo.

  • Me gusta más el error que nos eleva que las verdades oscuras y bajas.

  • Amargo sabe el pan ajeno, dice Dante, y pesados los escalones de una casa extraña, ¿Y quién mejor que la pobre pupila de una vieja aristócrata para conocer la amargura de la dependencia?

  • Yo era demasiado feliz para guardar en el corazón un sentimiento de enemistad.

  • La noche posee muchas estrellas encantadoras, y hay muchas bellezas en Moscú; pero más bella que todos sus amigos celestes es la luna en el azul vaporoso.

  • Es insoportable ver sólo ante sí la larga hilera de comidas, mirar la vida como una ceremonia y seguir a la solemne multitud, sin compartir con ella ni las opiniones generales ni las pasiones.

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  • El reloj de la perdición había sonado como predestinado; el poeta, sin hacer ruido, dejó caer su pistola en el suelo.

  • ¿Amar? ¿Para qué? Por un tiempo, no vale la pena. Y para siempre es imposible.

  • La mejor universidad es la felicidad de vivir.

  • Con ansia deseamos conocer prematuramente la vida, y la aprendemos en las novelas. Hemos conocido todo; pero entretanto, no hemos gozado de nada. Adelantando la voz de la Naturaleza no hacemos más que perjudicar nuestra dicha, y la ardiente juventud vuela demasiado tarde tras ella.

  • En el campo hace falta agitarse para saber la hora; el estómago es nuestro mejor reloj.

  • Dos ideas fijas no pueden existir al mismo tiempo en el ámbito de lo moral, de igual modo que en el mundo físico dos cuerpos no pueden ocupar idéntico lugar.

  • Es triste pensar que la juventud nos fue dada inútilmente, que a todas horas la hemos traicionado, que ella nos engañó, que nuestros mejores deseos y nuestros sueños sagrados pasaron en rápido giro, cual hojas en el otoño desolado.

  • El hábito es la reparación propia del Cielo: toma el lugar de la felicidad.

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  • Perder la razón es una cosa terrible. Antes de morir. Un muerto lo consideramos con respeto, rezamos por él. La muerte te hace igual a todos los demás. Mientras que un hombre privado de su razón ha dejado de ser hombre.

  • La palabra de un poeta es la esencia de su ser.

  • Una ilusión nos eleva más alto que una multitud de verdades bajas.

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  • Recuerdo un milagroso instante: cual una efímera visión, apareciste tú, radiante y hermosa como la ilusión.

  • En aquella época, su esposo no era más que su novio, y ella suspiraba involuntariamente por otro que, por su inteligencia y su corazón, le gustaba mucho más.

  • Sí, sí, el ataque de celos es una enfermedad como la peste, como el tenebroso esplín, como las fiebres, como la lesión cerebral. Consume como la fiebre; posee su ardor, su delirio, sus pesadillas y sus vestigios. ¡Dios os libre, amigos míos!

  • Moscú... ¡cuántas tensiones se fusionan en ese único sonido, para los corazones rusos! ¡Qué cantidad de riquezas imparte!

  • Genio y maldad no se mezclan.

  • Todo el mundo dice: ‘No hay justicia en la tierra’. ¡Pero allá arriba tampoco hay justicia!

  • Más querido para mí que una multitud de verdades básicas es la ilusión que exalta.

  • ¡Adiós, pues, mar! No he de olvidarme de tu espléndida belleza, y oiré al caer la tarde tu voz, fragor que embelesa.

  • Pasa el amor, aparece la musa y se despeja mi sombría inteligencia; otra vez libre, busco la unión entre los mágicos sonidos, los sentidos y los pensamientos.

  • Sólo quería informarle -dijo- que la confianza con que me honran los compañeros no me permite jugar con nada que no sea dinero en efectivo. Por mi parte, claro está, estoy seguro de que con su palabra basta, pero, para el buen orden del juego y de las cuentas, le ruego que coloque la suma sobre la carta.

  • Sobre la orilla de la corriente salvaje se paró, y soñó un sueño poderoso.

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  • Respeto por el pasado: este es el rasgo que distingue la instrucción de la barbarie; las tribus nomadas no tienen ni historia ni nobleza.

  • Como el vino, el sabor de los días pasados es más fuerte con el tiempo.

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Residencial Aguamarina - Playa del Norte
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Vista del mar desde la terraza
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Terraza con mesa y sombrilla
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Entrada del apartamento
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Salon con ventanal a la terraza
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Parte del salon, cocina y vista de la terraza
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Vista del salon del apartamento
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Cocina con salida a terraza
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Dormitorio
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Baño con plato de ducha
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Piscina de la comunidad

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